Despiden su casa

Aunque Francisco Salazar, presidente del club Avispones, dijo que ?a nadie le gusta cambiarse de casa?, en la organización sampetrina están dispuestos a emprender el vuelo en un nuevo territorio y ayer dieron la despedida al campo que los vio desarrollarse por 50 años para emprender otro rumbo, siempre con el objetivo de seguir creciendo.

?Duele el corazón. A nadie le gusta cambiarse de casa, esta es nuestra casa y tiene muchos recuerdos, tenemos que demostrar que nos sólo somos un club grande, sino somos un gran club y siempre listos para seguir creciendo?, indicó el directivo del club.Tras diez años de disputa legal, la organización optó por tomar la oportunidad que se les presenta y emprender el vuelo hacia otro lugar dentro del mismo municipio sampetrino para continuar con su trabajo de formación deportiva entre los jóvenes.?En febrero cumplimos 50 años, prácticamente celebrando el 50 aniversario como club, después de 10 años de estar en charlas con el municipio, charlas que se convirtieron en tema legal, siempre con la intención de los niños, a favor de ellos. Nosotros lo que creíamos y creemos es que este campo, que se formó en infraestructura durante 50 años, era la mejor opción para los niños, por eso digamos que estuvimos en ese pleito."Hoy por hoy, llegamos a las instancias legales que teníamos que llegar y estamos aceptando la ley, porque este club es formativo, estamos apegándonos a lo que la ley nos dicta y la vamos a acatar?, señaló Salazar.Ayer, y a manera de despedida del campo, se reunió a jugadores de varias generaciones. Hubo partido de exhibición y se mostraron los trofeos obtenidos a lo largo de los años dentro de la entonces AFAIM y ahora MFL.Ahora con esta nueva opción, la están tomando para satisfacer las necesidades del club, ahora sobre la calle María Cantú, a unos 200 metros del Río Santa Catarina. Avispones trabaja con un promedio de atención de 500 niños por temporada.