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Nueva Orleáns se luce para el Super Bowl

México

El mismo Superdome se convirtió en un símbolo de sufrimiento, después que miles de personas quedaron varadas en el estadio sin comida ni agua tras el paso de Katrina y mientras la zona aledaña se sumía en el caos. El huracán dejó unas 1.800 muertes y destapó un nivel de pobreza que sorprendió a muchos en Estados Unidos y el resto del mundo.

La inversión de cientos de millones de dólares en renovaciones ayudaron a que el estadio fuese apto para albergar el Super Bowl, y la ciudad ya no exhibe las cicatrices de la destrucción ocasionada por la tormenta.

El gobierno gastó miles de millones de dólares para reparar y reemplazar decenas de miles de casas destruidas por las inundaciones. Ya no se ven los camiones que servían como casas de emergencia y que alguna vez eran omnipresentes, y los diques que se rompieron cuando se inundó el 80% de la ciudad fueron reforzados para evitar una catástrofe similar.

El turismo, la arteria económica de la ciudad, resucitó a pesar de Katrina y el derrame de petróleo de 2010 en el Golfo de México.

Las multitudes en el Jazz Fest y Mardi Gras, lo dos eventos más famosos de la ciudad, alcanzan los mismos niveles que antes de la tormenta. Mientras, la industria del cine ha aprovechado los créditos contributivos, y ahora hay más restaurantes que antes de Katrina.

"Esta es una secuela extraordinaria para una ciudad que hace siete años estaba bajo 15 pies (4,5 metros) bajo agua y última en cualquier lista en Estados Unidos", comentó la semana pasada el alcalde Mitch Landrieu. "Ahora somos una ciudad que está en el primer plano mundial".

De todas formas, todavía hay muchos problemas. Nueva Orleáns sigue plagado por el crimen violento, corrupción política, un departamento de policía problemático y pobreza.

Las tasas de crimen cayeron brevemente después que Katrina obligó a muchos residentes a irse, pero volvió a escalar cuando la gente volvió a sus casas. Combatir la criminalidad es una de las prioridades de Landrieu, aunque la tasa de asesinatos sigue alta desde que llegó al cargo en 2010.

Después de la tormenta, las autoridades federales emprendieron un programa para limpiar la policía y varias investigaciones produjeron acusaciones criminales contra 20 policías o ex policías, muchos vinculados con tiroteos fatales en la secuela de Katrina.

Además, pesquisas del Ayuntamiento revelaron que algunos oficiales se enriquecieron mientras Nueva Orleáns luchaba por ponerse de pie. El ex alcalde Ray Nagin fue acusado este mes de aceptar sobornos a cambio de otorgar contratos de reconstrucción.

Para los más pobres de la ciudad, la vida no ha mejorado desde Katrina. Los costos de vivienda están por las nubes, mientras que la tasa de desempleo ha aumentado al igual que en el resto del país.

"Una capa de pintura no eliminará la pobreza que existe en nuestra comunidad", comentó Davida Finger, una profesora de Derecho de la Universidad de Loyola que ayudó a residentes de escasos recursos con problemas de vivienda relacionados con Katrina. "No desapareció con la tormenta, y no va a desaparecer de la noche a la mañana".

Sin embargo, la mayoría de los residentes parece enfocarse en lo positivo, especialmente con las masas de turistas y celebridades que visitarán Nueva Orleáns para el partido del domingo entre Baltimore y San Francisco.

AP

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