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Las mujeres también combaten en Siria

El entrenamiento para entrar en las mujeres que combaten en Siria es muy duro e intenso y tiene una duración de cinco meses.

México

Siria.-  Unirse a las Unidades de Protección de la Mujer (YPJ)*, no está al alcance de todas. Se requiere determinación, devoción y fuerza física.

Y, sobre todo, hay que dejar atrás todos los aspectos de la vida civil: una vez dentro, lo único que importa es la liberación de Rojava** de sus principales enemigos: el Estado Islámico y las fuerzas del presidente sirio, Bashar al-Asad.

Como en cada enclave militar de las Unidades de Protección Popular, milicias de autodefensa kurdas, YPG en Rojava, también en Heras, un pequeño pueblo del cantón de Al-Jazeera, se despliegan las combatientes YPJ.

Pero aquí, en comparación con otros lugares, pueden mostrar aún más su valor: Heras está a unos centenares de metros de la línea de fuego con el Estado Islámico, y los combates se suceden día y noche.

Desde que se convirtieron en combatientes YPJ, Valiya y Senariya han abrazado una causa, la kurda, que ha revolucionado totalmente sus vidas.

Forman parte de una gran familia, y como en cualquier familia respetable hay reglas a seguir. Solo que en este caso las reglas son más estrictas de lo normal.

Valiya tiene sólo 17 años y ya tiene un nombre de guerra, Zagros, como la sierra de Rojava, que delimita uno de los límites del enclave kurdo-sirio.

"Normalmente te pueden admitir en las YPJ una vez hayas cumplido los 18 años, no antes. Yo soy una excepción. Mis hermanos son del YPG y gracias a sus conocidos logré entrar antes de lo previsto", afirma.

"Estaba impaciente; luchar por la liberación de Rojava del yugo del régimen de Al-Asad y del Daesh siempre ha sido mi sueño", dice Valiya, que, siendo poco más que una niña, abraza con orgullo su rifle.

Proviene de un pueblo del cantón de Al-Jazeera y hace diez meses que es una YPJ. Hace el mismo tiempo que no vuelve a casa.

"Si eres una YPJ no puedes y no debes echar de menos tu casa. Esta es mi nueva familia, y lo será hasta que hayamos echado a Daesh y los hombres de Al-Asad de nuestras tierras. No conozco a ninguna que haya regresado a casa con sus seres queridos, no está permitido", agrega.

"Pero sé que en casos excepcionales es posible obtener una licencia. Si alguna simplemente no puede más puede salir, pero no podrá volver a entrar nunca más a las YPJ. Lo mismo ocurre con los hombres de las YPG", explica, decidida, Valiya.

El entrenamiento para entrar en las YPJ es muy duro e intenso y tiene una duración de cinco meses. El primer mes se dedica exclusivamente a la formación militar, con simulaciones continuas de combates en zonas remotas de Rojava.

En el segundo y tercer mes, las prácticas militares se acompañan de cursos de formación política: una combatiente YPJ debe ser muy consciente de las razones por las que está luchando. Por último, en el cuarto y quinto mes la futura YPJ elige en qué disciplina militar se quiere especializar.

"Yo soy francotiradora, y puedo decir que soy muy buena para mi edad. El entrenamiento fue agotador, pero ahora soy una YPJ y esto es lo que importa. Es la primera vez que me encuentro en la línea de frente. Llegué aquí hace unos diez días, pero aún no he recibido la orden de disparar. Estoy impaciente", confiesa la jovencísima YPJ.

Senariya tiene 25 años y desde 2011 es una YPJ. Proviene de una aldea remota del cantón de Efrin. Amude, el nombre de la colina que fue escenario de un feroz enfrentamiento entre las milicias kurdas y las fuerzas del gobierno de Bashir al-Assad, es su nombre de guerra.

Interrogada sobre la igualdad real en los roles entre las YPG y las YPJ, Senariya parece casi resentida: "¿En qué nos diferenciamos? Los hombres duermen en un lado, y nosotras en otro. Y somos menos".

"En total, en Rojava, las YPJ somos unas mil 500, una cuarta parte de los hombres. Eso es todo. Muchas mujeres están al mando en las bases y estaciones de vital importancia, pero no es el nivel lo que hace valiente una YPJ: es la dedicación a la causa", puntualiza la joven.

Indica que "por el momento nos conformamos con una Rojava autónoma dentro de Siria, y luego quién sabe... quizás algún día llegará la independencia. Pero primero tenemos que echar a Daesh y Al-Asad".

Los combatientes kurdos de las YPG y de las YPJ no reciben ningún salario. Pero los pequeños vicios -cigarrillos y tarjetas telefónicas para llamar a casa- se los pueden solicitar a sus superiores.

"Cuando te conviertes en una YPJ, las necesidades comunes se reducen drásticamente. Comemos con regularidad y tenemos una manta cuando la noche es fría. Es más que suficiente. La vida militar es sacrificio, lo sabía perfectamente antes de alistarme", señala.

Destaca que "como YPJ, en comparación con mis compañeras civiles, he tenido que renunciar a muchas cosas".

"En primer lugar, a formar una familia. Una vez que estás dentro, por norma no puedes casarte ni tener relaciones con el sexo opuesto", detalla.

"Un día querré casarme y tener hijos, pero ese día no llegará antes de que hayamos liberado nuestra patria de Daesh y Al-Asad, que son el mal en la Tierra. En los últimos días he disparado contra los Daesh, y sé que cada bala que sale de mi rifle me acerca un poco más a ese día", dice con los ojos llenos de esperanza Senariya.

*Las YPJ (Unidades de Protección de la Mujer) luchan junto a las YPG (Unidades de Protección Popular, las milicias de autodefensa kurdas). Los dos grupos son considerados el brazo armado del PYD (Partido de la Unión Democrática). Hombres y mujeres desempeñan las mismas funciones sobre el campo de batalla; sólo durante el entrenamiento se separan, pero incluso en este caso la formación es la misma.

**Juntos, los cantones de Al-Jazeera, Kobane y Efrin constituyen Rojava (en kurdo, "Occidente"), también llamado Kurdistán sirio o Kurdistán occidental.

Es una región autónoma, independiente de facto, en el norte de Siria, y está habitada principalmente por kurdos. Desde 2012, en el contexto de la guerra en Siria, Rojava está bajo el control de las YPG/YPJ. A finales de 2013 las autoridades kurdas, árabes, asirias y de otras minorías anunciaron la creación de un gobierno autónomo en la región.

FOTO Y TEXTO: NOTIMEX

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