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"Sí, quiero que Cataluña sea un estado"

Los catalanes votaron simbólicamente en un referendúm simbólico sobre la independencia de España, esto tras el bloqueo legal que el Gobierno español impuso.

México

Barcelona.- Alrededor de dos millones de personas votaron el domingo en Cataluña, en un referéndum simbólico sobre la independencia de España que sus impulsores esperan que ayude a intensificar la discusión sobre el asunto pese a la prohibición del Gobierno nacional.

El "proceso de participación ciudadana" en la rica región del noreste español se llevó a cabo tras el bloqueo legal que el Gobierno español impuso a un referéndum más formal, aunque de todas maneras no vinculante, que los líderes catalanes impulsaron originalmente.

Por las restricciones legales impuestas, la organización de la votación estuvo encabezada por grupos independentistas de base, y quienes se oponen a que Cataluña se escinda de España argumentan que, por ese solo motivo, la consulta no puede reflejar legítimamente los deseos de nadie.

Las restricciones al referéndum también significan que la asistencia a las urnas -de más de 2 millones de personas sobre 5,4 millones de potenciales votantes de acuerdo al presidente catalán, Artur Mas- probablemente sea considerada más importante que los resultados en sí, que se conocerán el lunes.

"Nos hemos ganado el derecho a un referéndum definitivo", dijo Mas,tras votar rodeado de decenas de simpatizantes, que lo vitoreaban y le daban las gracias por impulsar la iniciativa.

Mas confirmó que a lo largo de la semana conversará con el presidente Mariano Rajoy, que al igual que el opositor Partido Socialista (PSOE) ha abierto la puerta a dialogar sobre una reforma de la Constitución de 1978 que podría alumbrar eventualmente un estado federal.

Sin embargo, el ministro de Justicia, Rafael Catalá, calificó el proceso de "simulacro inútil", añadiendo que la Fiscalía recaba datos para evaluar posibles acciones legales.

"Ha sido un acto de pura propaganda que carece de efectos jurídicos y que sólo ha servido para enfrentar a los catalanes", dijo el ministro en una comunicación institucional.

La formación nacional Unión Progreso y Democracia (UPyD) pidió por la mañana la detención de Mas y la retirada de las urnas en una querella que finalmente fue rechazada.

"Ladran, luego cabalgamos", dijo Mas al respecto parafraseando El Quijote.

DIVISIÓN CRECIENTE

Aún conscientes del carácter no vinculante, quienes votaron lo hicieron con convencimiento y la mayoría no dudó en desvelar el sentido de su respuesta a la doble pregunta: Sí, quiero que "Cataluña sea un estado" y Sí, quiero que "ese estado sea independiente".

"Si no nos entienden, si no nos respetan, es mejor cada cual por su lado. Nos hubiera gustado ser un estado federal pero ya no es posible, nos han pisado demasiado", explicó Angels Costa, pequeña empresaria de 52 años propietaria de dos tiendas.

Pese al carácter puramente simbólico de la iniciativa, prohibida en dos formatos distintos por el Tribunal Constitucional a instancias del Gobierno central, muchos defendieron su simbolismo.

"Me hubiera gustado votar en referéndum, pero al menos que se tenga claro que queremos votar", añadió Costa tras votar en la Escola Pía, en un barrio barcelonés y bajo un cielo encapotado.

También muchos eran conscientes del carácter parcial de una consulta a la que estaban llamados a votar 5,4 millones de catalanes mayores de 16 años.

Mientras que los catalanes que acudían a votar emocionados expresaban su convicción de que Cataluña algún día será independiente, otros muchos -un 48,5 por ciento, según el último sondeo del Centro de Estudios de Opinión dependiente de la Generalitat- quieren seguir formando parte de España.

"En un mundo que tiende a unirse es absurdo separarse, yo votaré que no por eso, soy ciudadana del mundo?. Me parece que muchos votan sí por hartazgo con Madrid", dijo una barrendera de 51 años junto a uno de los colegios que albergaban las urnas.

Cataluña, una región industrial que goza de amplia autonomía dentro de un país del que representa una quinta parte de la producción económica, ha vivido en los últimos años un auge del independentismo al calor de una profunda recesión económica en España y de unas relaciones cada vez más tensas con el Gobierno central.

El hervor de las reivindicaciones independentistas recientes se remonta a la "afrenta" que supuso que el Tribunal Constitucional tumbase en 2010 parte de un ansiado estatuto de autonomía que fue refrendado en 2006 por el Parlamento nacional.

"En España cada vez nos quieren menos (...) España me ha hecho nacionalista, no hay derecho que en una escuela un niño tenga que hablar por imposición más en castellano que en catalán", dice Josep Catasus, un anciano de 78 años, tras votar.

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