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Mercado Juárez sobrevive aún con cambios de vida de regios

Parte fundamental de su operación han sido los 208 locatarios del Mercado, quienes representan su gran motor de movimiento continuo y sin descanso, muchos de los cuales se han mantenido fieles laborando en el sitio a lo largo de toda su historia.

México

Monterrey.- Con 105 años de antigüedad, el mercado Juárez es un icono de la ciudad, que ha sobrevivido a incendios y renovaciones, ofreciendo sus servicios a los regiomontanos y turistas que visitan la capital, donde es posible encontrar todo tipo de artesanías y comidas típicas de la región.

Ubicado en el centro de la ciudad de Monterrey, entre las calles de Ruperto Martínez, Aramberri, Guerrero y Juárez, es un lugar de tradición donde confluyen los integrantes de las diversas clases sociales.

Su construcción comenzó en diciembre de 1907 con una inversión de 64 mil pesos y se inauguró hasta el 2 de abril de 1909 por el entonces gobernador Bernardo Reyes y el alcalde de Monterrey, Pedro C. Martínez, señaló el administrador del inmueble, Francisco Xavier Cantú Terán.

Parte fundamental de su operación han sido los 208 locatarios del Mercado, quienes representan su gran motor de movimiento continuo y sin descanso, muchos de los cuales se han mantenido fieles laborando en el sitio a lo largo de toda su historia.

Sitio especial merecen estos locatarios, ya que es en el primer piso donde se localizan los primeros comerciantes desde que comenzó a funcionar el mercado.

De ocupar sólo un piso, en la actualidad el mercado está dividido en tres, el primero y segundo lleno de variedad de locales donde es posible encontrar gastronomía, artesanías y herbolaria medicinal, salpicado de artículos de lo esotérico, astrológico y la fe en lo natural y sobrenatural.

El último piso está divido, por una parte con el estacionamiento y, por otra, con la operación de un gran salón para cualquier tipo de evento social.

Como parte de sus adecuaciones, el Mercado Juárez cuenta con una escalera eléctrica por fuera de sus instalaciones para las personas con alguna discapacidad y de la tercera edad.

"Más que nada para aportar un servicio social, pues esta se conecta con el puente peatonal que constantemente usan las personas para cruzar la calle", dijo el administrador.

Son miles las historias que aguarda el mercado, los comerciantes son testigos de ellos, un ejemplo es la señora Paulina Martínez de Gamboa, quien es de las primeras locatarias, quien cuenta una anécdota que la dejó marcada para toda su vida al igual que a su hijo.

Recuerda que su esposo, quien reciente falleció, y ella han trabajado en este establecimiento desde hace 55 años, conociéndose en el mercado cuando apenas contaban él con 19 años y ella 17.

El gobierno quería que los vendedores desalojaran el terreno municipal que el mercado ocupaba, por ello excavadoras y máquinas de construcción comenzaron a destruir las paredes de los lados.

"Comencé a guardar los últimos artículos de cristalería que quedaban para poder irnos del mercado, ya que el movimiento pues es complicado, para cuando estábamos terminando mandaron tumbar el mercado y de pronto vi un enorme hoyo en la pared", señala.

?Fui por mi hijo que también estaba terminando el trabajo y pasó al baño, al salir vi los cables de las luces se comenzaban a caer junto con las paredes, el techo comenzó a caer como si fuera domino, corrí pero no fue mucho quedando debajo de los escombros en ese momento recordé lo que paso en el terremoto de México y no quería morir?, recuerda.

La señora Paulina salió ilesa de este accidente, su hijo, otro comerciante y un consumidor fueron las cuatro personas que quedaron atrapadas pero sobrevivieron para contar esta historia.

Agregó que su puesto es de suma importancia para ella, ya que con la ganancia que obtiene de éste, ha sido el sustento de su familia así como para pagar la educación profesional de sus hijos.

"Las personas creen que por trabajar en el mercado uno como persona no tiene educación, pero es todo lo contrario", apuntó.

Por su parte, Eduardo Rodríguez, locatario desde el 20 noviembre de 1994, quien se desempaña en la venta de comida, el pollo rostizado su especialidad, destaca que los regiomontanos son muy tradicionalistas, pues siempre buscan a los mismo locatarios para surtirse o comer lo que ahí elaboran.

"El miedo que todo locatario tiene es que las personas ya no visitaran el mercado pues Monterrey ha crecido demasiado y con ello se han creado diferentes locales comerciales", añadió el vendedor.

Los proyectos nuevos que se tienen en el mercado son el darle un mejor mantenimiento para todos aquellos turistas y regiomontanos que se reciben día con día se lleven una buena impresión de todo lo que es realmente el Mercado Juárez.

Notimex

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