Niña atacada por Rottweiler podría perder un ojo

Lampazos.- Aunque estable, aún permanece delicada en el hospital Universitario la niña que sobrevivió al ataque de un perro Rottweiler en el municipio de Lampazos.

Lamentablemente y debido a las graves lesiones, la pequeña podría perder uno de sus ojos, según indicó el secretario de Salud en el Estado, Jesús Zacarías Villarreal.

Mientras tanto, el perro que la atacó, y que le causó la muerte a otra niña en el mismo ataque, continúa en observación y en los próximos días podría ser sacrificado.

"El perro agresor y los otros dos perros que estaban presentes en la propiedad están bajo vigilancia de la Jurisdicción Sanitaria número 5. Tienen seis días en observación y hasta ahorita no han presentado ningún dato de infección por rabia, que es lo más importante".

"Y estaremos pendientes a terminar el periodo de observación, y posteriormente? generalmente esos perros se sacrifican", declaró el funcionario estatal.

Entrevistado al término de la reunión del Consejo Estatal contra las Adicciones, Zacarías Villarreal afirmó que están en constante comunicación con los médicos que atienen a la menor en el mencionado hospital.

"Bueno, estuvimos en contacto con el personal del hospital Universitario desde el momento en que sucedió el incidente. Ellos amablemente nos han estado informando la evolución".

"(La evolución) ha sido buena. Sí hubo daños significativos en su rostro, en un ojo en particular, pero estará siguiendo sus tratamientos", agregó.

Este lamentable hecho aconteció la noche del pasado viernes 15 de agosto en una vivienda ubicada en la calle Gonzalitos, en la cabecera de Lampazos, Nuevo León.

Las pequeñas Zoé Regina y Aní Amayela, de cuatro y nueve años, respectivamente, estaban en el patio de la casa de su tía, cuando sufrieron el ataque al ser desconocidas por los canes.

Los gritos de las niñas alertaron a sus familiares, y ellos las llevaron de inmediato al Hospital General de Sabinas, donde Zoé Regina fue declarada muerta a causa de heridas en la cara y el cuello.

Foto: Agustín Martínez

AGUSTÍN MARTÍNEZ