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Perito peruano tumbó 'verdad histórica' de los 43 en 20 minutos

Personal de la PGR considera que los estudios de José Luis Torero carecen de investigación y tiene "cálculos contradictorios".

México

México.- Los "ensayos" del perito peruano José Luis Torero en relación con el fuego en la investigación de los hechos del 27 de septiembre de 2014 en el basurero de Cocula, Guerrero, dados a conocer el domingo pasado, "carecen de rigor científico y metodología", contienen "cálculos desde la teoría", pretenden "desvirtuar análisis serios" y algunos de sus resultados parten de una visita "de 20 minutos" al lugar, 10 meses después de la conflagración.En un análisis que puntualiza una decena de omisiones y "cálculos contradictorios", que dan como resultado un informe "subjetivo y especulativo", personal de la PGR presente en la inspección independiente disecciona así el documento preparado por el peruano José Luis Torero, especialista de la Universidad de Queensland, Australia, amparado por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes y encargado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

El personal de la PGR cuestiona que Torero pretenda ilustrar posibles comportamientos de rocas y vegetación en las cercanías de un incendio sin señalar metodología, bibliografía ni nombres de los expertos en geología, botánica o biología participantes, a diferencia del estudio elaborado por la UNAM en la indagación de la PGR, que concluyó como "verdad histórica" que los 43 normalistas de Ayotzinapa fueron incinerados en el basurero.Señala que los cálculos de Torero son similares a los del doctor Jorge Antonio Montemayor Aldrete, "desde la teoría", en cuanto a las características que debe presentar una pira, como la de Cocula, refiriendo volúmenes y cantidades de llantas necesarias para una combustión de gran magnitud.

Sin embargo, ambos pasan por alto que la PGR demostró técnicamente que los autores materiales realizaron la pira con elementos hallados en el sitio, como plásticos, llantas, madera, troncos y acelerantes.También enfatiza que la inspección física de Torero, el 12 de julio de 2015, duró solo 20 minutos y fue más de 10 meses después de los sucesos, sin tomar muestras o medidas de ningún tipo, por lo que carece de rigor científico, pese a que el peruano argumenta que sus conclusiones se originan de la revisión en el sitio.La exclusión deliberada de los restos óseos enviados para análisis a la Universidad de Inssbruck, Austria, por haber sido recogidos en el río San Juan y no en el basurero, asegura el grupo de la PGR, elimina elementos fundamentales como innumerables residuos, sedimentos y cientos de fragmentos de huesos que provenían del tiradero, lo que quita rigor científico a las conclusiones y pretende confundir y desvirtuar el resultado serio y documentado del Ministerio Público federal a partir de 640 peritajes de expertos.

Esa inexperiencia, dice el grupo de la PGR, queda manifiesta en el uso de bibliografía sin metodología de investigación en incendios en zona abierta, además de que cita la norma NFPA 921-2008, desactualizada en relación con la NFPA 2014. Por ello, Torero omite algún caso o estudio similar sobre la cremación de varios cuerpos, pero sí acude a varios con variables controladas o zonas cerradas, lo que invalida sus contrastaciones.El equipo argentino de antropología forense no contó desde un inicio con un especialista en investigación de incendios, por lo que, cuando se llegó al lugar, la vegetación cercana al lugar del fuego había sido removida. Sin embargo, los indicios hallados después por la Coordinación General de Servicios Periciales, fijados y estudiados por la CIDH, los argentinos y expertos en genética de Inssbruck y la UNAM, corroboran que ahí hubo una gran conflagración.

El informe encargado por la CIDH refiere presencia de residuos sin rastros de exposición a las llamas, pero se omite señalar que el basurero de Cocula continuó recibiendo basura durante más de un mes, pues la autoridad lo aseguró 37 días después, cuando supo del sitio como escena del crimen, además de que señala de forma equivocada la dirección del viento, pues no considera el comportamiento de éste en una hondonada ni la topografía.Torero, dicen los analistas de la PGR, habla de una pira de madera para la quema de un cuerpo sin tomar en cuenta el resto de materiales recolectados, como plástico, grasas, papel e hidrocarburos. El comportamiento aditivo de sus energías caloríficas pueden alcanzar, con las zonas de mayor temperatura en las flamas, entre 700 grados centígrados y mil 600, lo que concuerda, argumentan, con el daño térmico hallado en los restos óseos levantados en el lugar.Torero hizo la inspección del 12 de julio pasado en el sitio, durante 20 minutos, en compañía del fiscal antisecuestros de la Seido, un agente del Ministerio Público adscrito, cinco peritos de la PGR en materia de criminalística de campo y fotografía forense, así como el abogado Francisco Cox, de la comisión de expertos de la CIDH. El peruano, que dejó el lugar vía aérea, tomó fotos en el basurero, pero no preguntó ni comentó nada a sus acompañantes sobre la mecánica de los hechos, no hizo mediciones ni tomó muestras.

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