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Líder opositor sirio presenta nueva iniciativa que incluye salida de Asad

La propuesta de Muaz al Jatib implicaría que Al Asad y 500 miembros de su régimen recibieran un salvoconducto para dejar Siria si acepta renunciar al poder, mientras en Estambul la oposición debate acudir en tres días a la conferencia "Ginebra II".

México

El Cairo ? El líder opositor sirio Muaz al Jatib presentó hoy una iniciativa de transición pacífica al conflicto en Siria, que incluye que el presidente Bashar al Asad entregue el poder al vicepresidente o al primer ministro y abandone el país. Jatib sugiere otorgar un salvoconducto para dejar el país a Al Asad y a 500 miembros de su régimen, si el presidente sirio acepta dejar el poder.

Al Jatib, que dimitió en marzo pasado de su cargo como presidente de la opositora Coalición Nacional Siria (CNFROS), llama al régimen sirio y a las fuerzas revolucionarias a aceptar esta propuesta, en un comunicado colgado en su página oficial de Facebook.

Según esta iniciativa, Al Asad tendría que anunciar en el plazo de veinte días que acepta una transición pacífica del poder y delega su autoridad en el vicepresidente, Faruq al Charaa, o en el primer ministro, Wael al Halqi.

Después se disolvería el Parlamento actual y sus poderes legislativos pasarían a la persona elegida para asumir el cargo temporal de presidente. Tras aceptar la transición pacífica, Al Asad tendría un plazo de un mes para entregar todas sus prerrogativas.

Asimismo, Al Asad deberá abandonar Siria, junto con medio millar de personas de su elección y dirigirse a cualquier otro país que acepte acogerlos, aunque no se les garantiza la inmunidad.

En su "iniciativa" Jatib propone que "20 días después de que acepte una transición pacífica, Bashar al Asad relegue sus atribuciones al vicepresidente Faruq al Shareh o al primer ministro Wael al Halqi".

El vicepresidente sunita, Faruk al Shareh, tomó sus distancias con la represión del régimen que busca aplastar las protestas y considera que se necesita una solución política y no militar a la crisis.

A cambio de la aceptación de esta transición, afirma Jatib, "Asad tendrá la garantía de poder dejar el país con 500 personas escogidas por él, acompañados de sus familias y sus hijos, hacia cualquier país que acepte recibirlos".

La iniciativa estipula también que el actual gobierno seguiría trabajando con carácter interino durante cien días a partir de la fecha en que sea designada la persona que asumiría el cargo temporal de presidente y tendría que reestructurar el sistema militar y de seguridad.

El presidente transitorio -Al Charaa o Al Halqi- dispondrá de plenos poderes ejecutivos para gestionar Siria, excepto delegar alguna prerrogativa a cualquier miembro de la lista negra de la comunidad internacional. Una vez que se acepte esta iniciativa, todos los presos políticos deberán ser liberados de las cárceles, bajo la supervisión internacional.

Según la propuesta de Al Jatib, se deberán tomar todas las medidas para que regresen a sus hogares las personas desplazadas y abrir el territorio sirio a la entrada de ayuda humanitaria. Asimismo, el secretario general de las Naciones Unidas deberá nombrar un mediador internacional con la responsabilidad de supervisar la fase transitoria en Siria.

También bajo supervisión internacional, todas las partes involucradas en los combates tendrán que cesar en el uso de armas pesadas y está prevista además una amnistía general para quienes llevaron a cabo una "acción militar legal" de acuerdo al derecho internacional.

Sin embargo, está amnistía no será efectiva para aquellos combatientes involucrados en ataques contra civiles, torturas, violaciones y otros delitos. Pasados los cien días tras la aplicación de esta iniciativa, todos los poderes deberán ser transferidos a un gobierno de transición acordado en el marco de las garantías internacionales.

Esta iniciativa coincide con los esfuerzos de la comunidad internacional para celebrar una conferencia en Ginebra, propuesta por Washington y Moscú, que busca sentar en la mesa de negociaciones a representantes del régimen y de la oposición para hallar una solución al conflicto.

Mientras, la Coalición Nacional de la oposición siria comenzó hoy en Estambul una reunión de tres días para debatir sobre su participación en la eventual conferencia de paz internacional "Ginebra II", mientras que el régimen del presidente Bashar al Asad mostró su determinación a imponerse a la rebelión.

La Coalición, principal grupo de la oposición siria, comenzó hoy por evaluar la situación sobre el terreno, donde el régimen de Damasco lanzó una amplia ofensiva contra la ciudad estratégica de Quseir (oeste), según una de sus responsables.

Los opositores también empezaron a deliberar sobre la entrada de nuevos miembros en su grupo para aumentar su representatividad, indicó el portavoz de la Coalición, Jaled Saleh.

Sin embargo, será el viernes cuando se debata sobre la participación o no de la Coalición en negociaciones con el régimen de Asad para encontrar una solución política a un conflicto que en poco más de dos años ya dejó más de 94 mil muertos en Siria.

Esta conferencia internacional, llamada "Ginebra II" está impulsada por Estados Unidos y Moscú. Los socios occidentales y árabes de la oposición aumentaron la presión sobre la Coalición para que participe en ella el mes que viene. Muchos miembros de la Coalición muestran sus reservas ante esta iniciativa.

"Acabaremos yendo a Ginebra, pero es el mismo trozo de hachís que la comunidad internacional nos da cada vez: nos hacen pensar que el final está cerca y todo continúa", comentó un opositor que pidió el anonimato.

Por su parte, Saleh se refirió a los numerosos interrogantes por resolver sobre los participantes, el orden del día y los objetivos de la conferencia. "Antes de poder tomar una decisión política final sólida sobre una participación, todavía necesitamos numerosos detalles", señaló.

El portavoz volvió a insistir en la exigencia de la oposición siria de que "todo periodo de transición debe comenzar por la marcha de Asad y los pilares de su régimen".

Once países que apoyan a la oposición, entre los que se encuentra Estados Unidos, trataron de tranquilizar a la Coalición al afirmar el miércoles en Ammán que "Bashar al Asad, su régimen y sus allegados con sangre en las manos no podrán tener ningún papel en el futuro de Siria".

Este grupo de los "Amigos de Siria" también anunció que continuarían ayudando a los rebeldes hasta la marcha de Asad. La agencia oficial siria Sana consideró hoy que estas declaraciones cerraron el camino a "Ginebra II".

"Los participantes (de la reunión de Ammán), que se autoproclamaron portavoces del pueblo sirio, cerraron el camino a la celebración de la conferencia internacional al decir que iban a reforzar su apoyo a la oposición siria", escribió Sana.

En Estambul, esta reacción se interpretó como un signo del inminente torpedeo de Damasco a los proyectos de negociación. "Todavía no es un rechazo oficial, pero es un signo. Sana nunca difundirá una información que no refleje la posición del gobierno", estimó Monzer Majus, embajador de la Coalición en París.

Según Sana, Asad declaró hoy que "Siria está decidida a hacer frente al terrorismo", término utilizado por el régimen para designar a los rebeldes, al tiempo que se dijo resuelto a "encontrar paralelamente una solución política a la crisis".

La reunión de Estambul se produce en un contexto crítico sobre el terreno para la oposición, con el avance del ejército sirio, apoyado por el movimiento chiita libanés Hezbolá, en una vasta ofensiva contra Quseir, una ciudad estratégica del oeste de Siria controlada por los insurgentes.

Saleh anunció hoy que "las brigadas del Ejército Sirio Libre lograron rechazar a las milicias del Hezbolá" y estimó que los milicianos chiitas fueron "repelidos al menos tres kilómetros".

En ocho meses de participación en la guerra de Siria, el Hezbolá perdió 104 combatientes, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), mientras que una fuente del movimiento chiita libanés dio cuenta de 75 muertos durante el mismo periodo.

En Estambul, otra prioridad de los opositores será la elección de un nuevo presidente para la Coalición tras la dimisión en marzo del presidente saliente, Ahmed Moaz al Jatib.

La Coalición también evaluará la propuesta que el líder dimisionario hizo pública hoy de entregar un salvoconducto a Bashar al Asad y a 500 miembros del régimen para que abandonen el país, si el presidente sirio acepta dejar el poder. También se pronunciará sobre el gabinete que le presentará a Hasan Hitto, primer ministro elegido en marzo por la oposición para administrar los territorios en manos de la rebelión.

Mientras, en Trípoli, la principal ciudad del norte de Líbano, al menos nueve personas murieron hoy en combates entre partidarios y opositores al régimen sirio de Bashar Al Asad, afirmó a AFP una fuente de los servicios de seguridad libaneses.

"Hubo combates muy violentos durante la noche hasta las 05:00 (hora local, 02:00 hora GMT) que dejaron seis muertos y 40 heridos. Los enfrentamientos y los obuses alcanzaron varios barrios de la ciudad, incluido el centro", dijo esta fuente. "El jueves, por la noche, tres personas murieron alcanzadas por francotiradores: una en Qobah y dos en Jabal Mohsen", añadió esta fuente.

Desde el inicio de la rebelión contra el régimen que gobierna en Damasco, en los barrios de Trípoli son frecuentes los enfrentamientos entre los partidarios de Asad, en particular alauitas, la confesión del mandatario de Siria, y los habitantes favorables a los rebeldes sirios, principalmente sunitas.

No obstante, desde el domingo, los bombardeos se han extendido a partes de la ciudad de mayoría sunita en las que hasta ahora no se habían registrado combates de este tipo. En total, 20 personas, entre ellas dos soldados, murieron y unas 150 resultaron heridas en cuatro días.

"Desde el domingo, barrios de Trípoli que no estaban afectados [por combates] desde 1985 han sufrido bombardeos", estimó un agente de estado civil de un barrio en el que viven numerosos sunitas.

"Esta guerra es la continuación de la de 1985, que Siria llevó a cabo contra nosotros", agregó Amin al Qabut, acusando al Partido Árabe Democrático (PAD), prosirio, de ser el "instrumento político" de esta "guerra". Sin embargo, el PAD ha acusado al otro bando, los sunitas, de haber desencadenado los combates.

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