Recibe Obama un país dividido y una ingente agenda pendiente

Washington DC -Baltimore ? Obama concretó en su primer periodo la joya de la corona de su presidencia, la Ley de Salud Asequible u Obamacare, pero el menú de asignaturas pendientes incluye, además de los temas sociales, asuntos como el déficit y la deuda nacional, en un clima de polarización.

Aunque la mayoría de la población respalda reformas en materia de migración y regulaciones contra las armas, la Cámara de Representantes se mantendrá bajo control de un liderazgo republicano acotado por el peso de su ala más radical dentro del Partido del Té.

Se espera por ello que el primer mensaje presidencial del segundo mandato -que será pronunciado en las escalinatas del Capitolio luego de rendir protesta este lunes se concentre en un llamado a la unidad del país y en una apelación al espíritu bipartidista.

Obama llegó a la Casa Blanca con la promesa de cambiar de la cultura política polarizada de Washington, pero su discurso buscará enfocar en las áreas de coincidencia en torno a los asuntos pendientes, en especial en materia económica, según asesores presidenciales.

Un sondeo de la cadena CNN muestra que Obama inicia su segundo mandato de cuatro años con una popularidad de 55 por ciento, que si bien refleja un apoyo mayoritario de la población, es inferior al de la mayoría de sus predecesores, con la excepción de George W. Bush.

George Walker Bush gozaba del apoyo de apenas el 51 por ciento de los estadunidenses en 2005, en parte por la oposición creciente a la guerra en Irak, pero William Clinton tuvo un apoyo de 62 por ciento en 1997, el mismo porcentaje que Ronald Reagan en 1985.

Pero sólo un 49 de los estadunidenses perciben que el país se perfila en la dirección correcta, 12 puntos menos que en el segundo mandato de Bush y 17 puntos menos que en el inicio del segundo periodo de Clinton.

Más aún, mientras un 96 por ciento los demócratas perciben un panorama optimista para el segundo mandato de Obama, sólo lo hacen el 40 por ciento de los republicanos.

En este marco, Obama arranca su agenda con el compromiso de cumplir su promesa de una reforma migratoria y de honrar la memoria de los niños asesinado en la escuela primaria Sandy Hook, de Newtown, Connecticut, a través de nuevas regulaciones contra las armas.

En migración, la mayoría de votantes de Estados Unidos aprueba un camino a la ciudadanía para unos 11 millones de inmigrantes indocumentados en el país, según un sondeo de las firmas Hart Research Associates y Public Opinion Strategies.El 65 por ciento de los votantes considera que la inmigración es "algo bueno" y casi la mitad, el 46 por ciento, considera que el sistema de inmigración necesita una reforma completa.

Obama ofreció lanzar una ofensiva a favor de una reforma migratoria después de asumir su segundo mandato y se espera que presente su caso durante el Mensaje del Estado de la Unión, el 12 de febrero, ante una sesión solemne de la Cámara de Representantes y del Senado.Aunque algunos comentaristas conservadores y republicanos moderados han abierto la puerta a un compromiso, está por verse si no serán arrollados por la facción más ideológicamente radical del partido.

En materia de control de armas, Obama presentó la semana pasada un conjunto de 23 acciones ejecutivas, así como medidas legislativas como la restauración de la prohibición de las armas de asalto y la revisión universal de antecedentes criminales, entre otras.

Aunque un 55 por ciento de los estadunidenses respalda mayores regulaciones, de acuerdo con una encuesta CNN-Time, las propuestas legislativas enfrentan la oposición de la combativa Asociación Nacional del Rifle (NRA), de republicanos y de algunos demócratas.

Y a pesar que el porcentaje representa a la mayoría de estadunidenses, la cifra es significativamente menor al 70 por ciento que se pronunciaba a favor de una mayor regulación para la venta y posesión de armas en 1993.

Analistas coinciden que Obama mostró, a raíz de las negociaciones del precipicio fiscal, un ánimo más combativo que durante su primer mandato, durante el cual buscó afanosamente persuadir a los republicanos de apoyar la reforma de salud, infructuosamente.Pero antes de su segundo mandato dejó en claro que no será rehén de las presiones de los republicanos en el tema del aumento del techo de la deuda y decidió nominar al republicano Chuck Hagel al Departamento de Defensa pese a la oposición de republicanos y demócratas.

"Cuando se trata de aprobar cosas en Washington, nada sustituye un liderazgo presidencial firme", señaló el analista político Dana Milbanl.

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