Sin dar a conocer la razón de toda la estrategia para conseguir información del máximo dirigente del futbol mundial, el diario neoyorquino da indicios de que todo comenzó hace tres años, cuando Chuck Blazer, entonces miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA, evadió impuestos y habría llegado a un para que el ahora ex ejecutivo los apoyara con la invstigación. El objetivo principal del FBI fue durante los juegos olímpicos de Londres 2012, un año después en el 2013, el alto mando de la Concacaf renunció a su cargo en plena investigación. Esto después de que supuestamente ya se tenían grabadas algunas conversaciones de altos mandos de la FIFA. Todo apunta a que el espionaje se centre en la detección de posibles irregularidades en la concesión de los Mundial de 2018 y 2022 a Rusia y Qatar, respectivamente. Ante todo esta situación, la FIFA ha negado tener conocimiento de si alguno de sus miembros coopera con la agencia estadounidense. REDACCIÓN