Horas antes de iniciar el encuentro, André-Pierre Gignac saltó al terreno de juego junto con tres elementos de Tigres. Y, sin avisar, se dirigió a la portería norte. Ahí realizó un especie de ritual que, parece, rindió frutos pues ya anotó su primer gol con los felinos en un juego oficial.Al llegar al semicírculo, 'Dedé' se hincó y permaneció mirando el marco que defendería más tarde el meta brasileño Allison. Acto seguido, posó su mano izquierda sobre la grama y la 'acarició'. Tras cerca de 2 minutos observando la portería, se reincorporó y dirigió de regreso al vestidor. Poco más de una hora más tarde, el ex Marsella remató con fiereza un centro que envió Jürgen Damm desde la pradera derecha.La cábala, rito o lo que haya efectuado de Gignac está funcionando.