Una ola amarilla comenzó vestir los alrededores de Ciudad Universitaria, clara muestra del regreso del futbol en plan grande.Caras pintadas, playeras felinas, familias unidas, la razón apoyar a su equipo en el juego de vuelta de semifinales.Cuatro horas antes del arranque del juego las primeras playeras amarillas aparecieron en Ciudad Universitaria, todos con ese orgullo que caracteriza a los incomparables.A las 17:00 horas se abrieron las puertas del inmueble y los hinchas comenzaron a tomar sus lugares, pintando el Volcán de amarillo y con el imponente Tigre inflable.A lo lejos el primero en hacer su aparición fue Gignac quien antes de su debut ante la fanaticada caminó por todo el campo hasta el semicírculo del área de la portería ubicada al lado de rectoría, en su ritual, se agacho, tocó el césped y se regresó al vestidor.Pero también los colorados aparecieron, seguidores en familia de la escuadra brasileña que se abrían paso en medio de la marea amarilla, destacando obviamente su orgullo al Inter pero sin confrontarse con los locales.La fiesta comenzó a vivirse desde que los felinos saltaron a la cancha, en tanto los abucheos aparecieron al momento que la escuadra brasileña saltó al campo.Globos, pirotecnia y enormes mantas esperaban el momento indicado, el cual vino al momento que ambos equipos saltaron a la cancha y desde la zona de gol sur apareció la tradicional manta "Incomparable sólo hay una", en la grada frente a las bancas una enorme bandera de México fue la estampa nacional de este equipo que orgullosamente representó al país.Al momento de cantar los himnos la bandera mexicana desapareció y surgió otra que lucía la mirada de Tigres y la leyenda "Somos México, Somos Tigres", además de lanzar los globos verde, blanco y rojo y estallando la pólvora antes del silbatazo inicial.El folklore fue digno de las semifinales de Copa Libertadores, dejando un marco perfecto para vivir el futbol, dejando en la cancha el destino de los contendientes.