"El que alcanzó, alcanzó", esta frase aplica para los aficionados de Tigres que no podrán estar presentes en la casa de Rayados, durante la final del Apertura 2017, ya que el BBVA, con su capacidad para 53 mil personas, está vendido al cien por ciento con sus abonados.Y es que cuando construyeron el estadio de la Pandilla, no se estableció ninguna zona especial para la porra visitante; explica el expresidente de Rayados, Jorge Urdiales, que esto se debe a que la demanda era mucha, por lo que no iban a dejar asientos sin vender. "Aquí es una cuestión de oferta y demanda, ofreces un espectáculo, número de lugares, la gente lo acepta, lo compra y lo agota. No se puede destinar un lugar, en ningún departamento existe esa regla que tiene que tener un área para el visitante. Hay gente que tiene la costumbre de comprar en los dos lados, rentarlo, usarlo", indicó Urdiales, quien comentó que él tiene abono también de Tigres.De tal forma que pensando en los clásicos regios, un consejo para los seguidores felinos habría sido el adquirir un abono para asegurar su asistencia en este tipo de eventos; ahora, la final de vuelta será en su mayoría para hinchas albiazules en el recinto de Guadalupe, ya que en las medidas que se aplicarán, será que la persona que asista deba ser la misma que aparece en la fotografía del abono.Y aunque habrá mayor afición de Rayados, hay quienes temen por la seguridad al terminar el encuentro, aunque Urdiales está convencido que Nuevo León está preparado para esta final."Yo nunca le he tenido miedo a un clásico, porque se tiene que establecer los mecanismos para que sea una fiesta. Sigo pensando que nuestra afición está preparada", finalizó.AG