LeBron James no esperaba que los Cavaliers de Cleveland iban a empezar batallando tanto cuando decidió en el receso de temporada regresar a su antiguo equipo. Frustrante e impotencia son palabras para describir el estado emocional de James referente a su equipo. En los últimos dos juegos, hay dos claros ejemplos que muestran por lo que está pasando James: En el partido del miércoles ante San Antonio, parece que LeBron James era el entrenador en jefe y no David Blatt. En juego del viernes visitando a los Wizards de Washington, LeBron no podía creer la selección de tiro de su compañero Dion Waiters. Enojado y disgustado dice el lenguaje corporal de James.