En un evento que combina la política con el deporte, juego histórico entre los Rays de Tampa Bay y la selección Nacional de Cuba.Los aficionados al beisbol en La Habana se dieron cita, desde dos o tres horas antes para presenciar la práctica de bateo y el calentamiento. Las puertas para los aficionados se cerraron 30 minutos antes del partido para permitir el arribo del presidente de Estados Unidos, Barack Obama.