En un partido de futbol americano infantil en los Estados Unidos se dio esta acción impresionante. El pequeño mariscal de campo hace una jugada de engaño con su corredor, es él mismo quien acarrea el ovoide y a su paso se encuentra con un defensor mucho más grande, pero lejos de intimidarse va de frente y lo deja sentado. El diminuto jugador da la vuelta por la banda derecha de la cancha y enfila a toda velocidad, quitándose con facilidad a otro rival y llegando hasta las diagonales para un touchdown impresionante. Aquí la jugada: