Monterrey ? Cuando una enfermedad agobia a un familiar, no sólo el aspecto físico se ve decaído, sino también el espiritual. El temple se viene a menos cuando las aceras frente a un hospital o en el mejor de los casos las salas de espera se vuelven la cama para recobrar fuerza. Es en estos casos cuando un espacio con techo, con un cobertor que brinde calor, y una regadera con agua caliente puede hacer la diferencia. Es precisamente esto lo que busca el albergue Casa de la Divina Providencia. Ubicado a escasos metros de la clínica 33 del IMSS y el hospital de Gineco-Obstetricia, el albergue da un espacio de descanso de manera indefinida a familiares de pacientes en los hospitales del primer cuadro de la ciudad, aunque para ser admitidos deben contar con un común denominador: ser foráneos. El administrador del albergue, el padre Humberto Luna, quien a su vez es párroco de la iglesia de la Divina Providencia, señala que desde 1999 se abrió la puerta de este recinto que recibe a los familiares de los enfermos, y a quienes con tan sólo un costo de 20 pesos diarios, se les ofrece un techo, una sala de estar con televisión, una cama con cobijas y cobertores, así como sanitarios y regadera, así como una pequeña cocineta con utensilios para los alimentos y su cocción, además de alacenas para guardarlos. ?Nosotros admitimos solamente foráneos, gente de otros estados, o bien, de municipios alejados del área metropolitana, que no puedan ir y venir a visitar a su familiar. Es muy cansado llevar la estancia de un familiar en un hospital, el turnarse entre hijos o familiares y no tener dónde pasar la noche. Por eso se hizo este lugar, para darles un apoyo y un descanso?, expuso Luna, quien señala que a la par de los servicios de fortaleza física, también se otorgan en lo espiritual. El albergue Casa de la Divina Providencia, se encuentra ubicado en la calle Florencio Antillón 1221-A, a espaldas de los Condominios Constitución, y ofrece alojo para los familiares de pacientes de clínicas como la 2, 21, 33 y en Gine, alcanzando a instalar a 40 mujeres y 30 hombres, separados por dos distintas áreas. Israel Santacruz