Monterrey.- ? Anita tiene siete años y una amplia sonrisa sin dientes. Los perdió hace cuatro años, en un accidente automovilístico, donde sufrió las quemaduras por fricción que marcan parte de su rostro, costado y una pierna. Los dientes volverán a crecer. De hecho, ya asoman por su encía, pero a ella le preocupa su pie, porque le encanta correr. "Yo le pido a Diosito que me alivie mi piecito, porque tiene una cicatriz muy grande". Anita es una de los 71 niños atendidos por la Fundación Michou y Mau en la septuagésima primera clínica para pacientes con quemaduras, que se realizó este sábado y que se celebra dos veces al año en colaboración con el DIF y el Hospital Universitario. "Algunas veces se citan para la siguiente clínica, a veces en Galveston, a veces un año después, según las características de cada padecimiento", explica el doctor Ruby Lizardo Ramírez, responsable del programa en el Hospital Universitario. Con estas clínicas, niños y jóvenes menores de edad que sufrieron alguna quemadura grave tienen una oportunidad de recibir ayuda gratuita para su recuperación, ya sea para rehabilitar alguna parte del cuerpo o incluso cirugía plástica. Desde muy temprano, los médicos del citado nosocomio, así como del Hospital Shriners de Galveston, el DIF Nuevo León y de Monterrey, y la Fundación Michou y Mau, recibieron a los niños para valorarlos. Otros niños como Anita llegaron con sus papás. "Nosotros sufrimos un accidente en carretera hace cuatro años y ella salió despedida y sufrió quemaduras en el rostro y la pierna por la fricción con la carretera", explica su mamá, Norma González. Por ahora, la niña, que es inquieta, platicadora y muestra siempre su amplia sonrisa, no ha tenido problemas. Pero los puede tener en el futuro, pues los pequeños con quemaduras graves tienden a sufrir deformaciones con el tiempo, porque el niño crece, pero la cicatriz no. "Hay que esperar a que crezca, porque conforme se desarrolla, la cicatriz queda igual y entonces puede sufrir deformaciones o que los miembros se vuelvan disfuncionales". Es precisamente lo que hacen en este proyecto, organizado por Michou y Mau. Los niños que lo ameritan son atendidos en centros especializados en el extranjero, con técnicas avanzadas en el tratamiento de quemaduras. Así, Anita se alivia y se divierte. Esta vez fueron atendidos 71, de los que 431 eran subsecuentes, es decir, que ya están bajo algún tipo de tratamiento. FRANCISCO ZÚÑIGA ESQUIVEL