A sus 76 años, doña Paty se da el lujo de no aceptar irse a vivir con su hijo a los Estados Unidos, le dolería mucho separarse de su pueblo natal. Para ella, la lluvia fue una bendición. Pese a que no durmió ese día y se la pasó sacando el agua de su casa. En Presas de la Mula habitan 21 familias -apoyadas ayer por Cáritas de Monterrey y Fundación Multimedios- y que a diario sobreviven a la adversidad de la región. A ella le gustaría que un médico la consultara con mayor frecuencia, lamenta tener una clínica abierta cada 30 días. Paty está enamorada de su comunidad; tiene muy presente igualar el tiempo de vida de sus papás - más de 100 años - con un estilo de vida que pocos soportaríamos. Aquí la historia: