Monterrey ? Sus manos aún estaban ensangrentadas, pero en su cara tenía una sonrisa, Mayra Cortés había presenciado una de las experiencias más bellas de este mundo, la llegada de unnuevo ser. Eran las 23:30 y Efigenia Antonio González de 21 años de edad ya con nueve meses de embarazo, caminaba con pocas fuerzas por la avenida Juárez y Padre Mier en Monterrey. Ella había salido a pasear en compañía de su esposo Rosalino Hernández Hernández de 27, pero antes de regresar a su domicilio tuvieron una discusión y ella tomó la decisión de irse sola a su casa. En el trayecto comenzaron a presentarse los dolores, situación que fue observada por Mauricio de los Santos, un joven que minutos antes acababa de salir de la estación del metro. Al ver que la mujer se quejaba, le preguntó que si necesitaba ayuda, pero la dama no le respondió y siguió su camino, pero el joven no quiso dejarla sola y comenzó a seguirla. Llegó al cruce con la calle Matamoros y la mujer ya no pudo más y cayó al piso, de inmediato el joven corrió para darle el auxilio y con su teléfono celular trataba de solicitar una ambulancia. Mientras se encontraba atendiendo a la mujer, una pareja que se desplazaba en su vehículo por esta avenida Juárez observó la escena y detuvieron su marcha. Mayra descendió rápidamente del vehículo y corrió para apoyarla, bajó su pantalón y cuál fue su sorpresa al ver a una bebé llorando. Ella emocionada pero nerviosa, detuvo a la recién nacida, mientras que Mauricio se encargaba de sostener el cordón umbilical, esperando la llegada de los paramédicos. El padre de la recién nacida llegó a este cruce y completamente nervioso observó y atendió a su pareja. Finalmente llegó una ambulancia de la Cruz Roja quien trasladó a la madre y a la menor en perfecto estado de salud hacia un hospital. FRANCISCO JAVIER CANTÚ