Después de nueve años de trabajar arduamente en el panteón San Jorge en el municipio de Monterrey, se convierte en el velador. Pero al hacer sus rondines lo acompaña una señora vestida de blanco, sin cara y que va flotando. Además de ver sombras e incluso niños, pero ya no les teme porque hasta bromas le hacen, como apagarle la televisión. Y es a las 11 de la noche cuando todo comienza. Con información de Israel Santacruz.