CARACAS.- Partidarios del Gobierno y opositores marchaban el miércoles por las calles de Venezuela a un mes de una violenta manifestación contra el presidente Nicolás Maduro, que desencadenó la peor ola de protestas en más de una década en el país petrolero. Desde temprano, miles de seguidores del Gobierno socialista de Maduro se congregaron en una plaza del este de Caracas para marchar los seis kilómetros que la separan de la sede de la Fiscalía en el centro de la ciudad. A pocas cuadras de allí, miles de jóvenes de oposición, se concentraban para caminar también hasta el centro de la capital y exigir, en la Defensoría del Pueblo, la investigación de supuestos casos de tortura contra manifestantes detenidos. "Hoy estamos marchando para denunciar la represión. Las causas originales se mantienen, pero la represión que hemos visto en estos días es inaceptable", dijo Agnly Veliz, una estudiante de derecho rodeada de pancartas con el eslogan "el que se cansa, pierde". "¿Por qué nos reprimen si sólo nos estamos manifestando libremente?", preguntó retóricamente la joven de 22 años. Sin embargo, la noche del martes Maduro advirtió a los opositores de que no entrarán al centro de Caracas alegando que esa marcha no está autorizada y busca generar violencia. "No los voy a dejar entrar", dijo Maduro. "Sé que vienen con un plan violento (...) sería un loco si lo permito", agregó en el estreno de su programa radial 'En contacto con Maduro". El Gobierno desplegó desde temprano contingentes de policías antimotines fuertemente custodiados por tanquetas y camiones de tropas para evitar estallidos de violencia como el del 12 de febrero en Caracas, cuando opositores chocaron con oficialistas y las fuerzas de seguridad, dejando tres muertos y detonando una ola de manifestaciones a lo largo del país. Reuters