Monterrey.- Colocadas como escudos contra la indiscreción, las 51 mamparas que ordenaron colocar en el Salón del Pleno del Congreso Local lucen como un verdadero monumento a la opacidad. De hecho, atentan literalmente contra la transparencia, pues su presencia impide ver qué hacen los diputados de la Septuagésima Segunda Legislatura mientras yacen en sus curules durante las sesiones. Seguramente la presencia de los acrílicos no los ha cambiado, y siguen trabajando como siempre. Platicando entre sí, jugando o navegando en sus tablets o en sus teléfonos inteligentes, leyendo, o de plano en las nubes. Pero ya no se puede ver. Los protectores, de 1.20 metros por 50 centímetros fueron comprados en un negocio de acrílicos ubicado sobre la calle Aramberri 609 oriente, y aparecieron sorpresivamente colocados el 17 de septiembre del 2013. El argumento fue que se iba a colocar en cada uno algunos datos históricos de los 51 municipios, y por lo pronto, llevaban los escudos municipales impresos, pero casi cinco meses después, parece que todo quedo en buenas intenciones. De hecho, quienes acuden a ver el pedacito de sesión que todavía permite ver estos "escudos", ni siquiera alcanzan a ver los grabados de las mamparas, pues si se asoman a apreciarlos, corren el riesgo de caer sobre la humanidad de algún diputado. Otro de los argumentos dados más adelante, es que se buscaba proteger a los legisladores de alguna agresión, pues aparentemente alguna vez uno de los visitantes había lanzado objetos contra ellos. Sin embargo, fue evidente que el único objeto a evitar era las lentes de las cámaras fotográficas y de video de los reporteros, que en más de una ocasión captaron a los diputados jugando con sus celulares o enviando textos cuando se supone que deberían estar atentos a lo que se dice en la sesión. Y parece que ha dado resultados. En casi cinco meses, ningún diputado ha sido "ventaneado". Francisco Zúñiga