HOUSTON.- Una semana después de que tocó tierra el huracán 'Harvey', llegó el verdadero impacto: el emocional. Después de ver todo su patrimonio inservible las lágrimas invadieron a César González Salazar, un regiomontano que se dedica a la mecánica y junto a su esposa hicieron su vida en Houston junto a sus hijos.El domingo por la mañana cuando el arroyo que está a una cuadra de su casa se desbordó, caminaron aún con el riesgo de que la corriente los arrastrara.En ese momento fue fuerte y logró ponerlos a salvo, pero se derrumbó cuando regresó a ver lo que quedaba."Se siente todo y no se siente nada, pero pues Dios es grande y yo creo que tenemos que salir adelante. Hemos sido fuertes, yo creo que en estos momentos todo mundo se une. Todos esto es malo para todos, pero siempre es un bien que viene después", platicó entre lagrimas el originario de San Nicolás de los Garza.Este fin de semana se dedicó a sacar sus muebles, ropa e incluso recuerdos que el agua destruyó. "El agua nos llegaba primero a la rodilla, después fue subiendo y ya no pudimos salir porque las calles estaban inundadas, los muebles igualmente. Nos rescataron a las 4 de la mañana en un bote, nos llevaron debajo de un puente, donde estuvimos todo el domingo", recordó.No sabe si se quedarán a habitar en esa zona pero mientras consigue otra ubicación que no los ponga en riesgo, tendrá que trabajar el doble para reconstruir su hogar.mmr