MONTERREY.- Hay familias que tienen más frío dentro de su casa, que en la calle.En la vivienda de Cresencia Mendoza Bautista, así pasa. El frío entra por todos lados, porque las láminas del techo no embonan en los bloques mal repartidos, y si no fuera porque una de las paredes es realmente la rampa que va a lo alto de una pedrera del Cerro del Topo Chico, hace mucho que nada tendrían. Ella vive en un hueco que dejaron las pedreras, aunque le llamaban Privada Santa Catarina, en la colonia 1 De Julio.En su casa, vive con su esposo Juan Gelasio Ortiz Ramírez, y cinco hijos, de los 15 a los 3 años. Más tres sobrinos, porque su cuñada dos meses en el hospital.La ventaja de ser muchos, es que todos juntos, se dan calor unos a otros, porque cobijas no tienen.Su marido trabaja en un negocio de materiales. Y con ocho niños que mantener, es dificil completar. No queda lugar ni para Santa Claus, por que como dice Cresencia, si no hay para cobijas, menos para juguetes en Navidad.Se nota. Lupita, de tres años, ya no alcanzó gorra, y apenas una bufanda tuvo para cubrirse la cabeza.Pero igual que sus primos y hermanos, no pierde la fe, y ya hizo su cartita a Santa Claus para pedirle muñecas y una bicicleta.Aunque lo que realmente les urge, es una casita cálida.pjt