A pesar de esto, hay personas que están dispuestas a hacer fila sin quejarse, tal es el caso de Robert Samuel. El único problema es que éste joven solo trabaja en Nueva York. Mr. Samuel, tras perder su empleo en una empresa de telefonía, tuvo la brillante idea de ganar algo de dinerillo aguantando pacientemente las filas que se producen a las puertas de muchas tiendas neoyorquinas cada vez que se lanza un nuevo producto. De momento tiene tres clientes fijos, a los que parece no importarles mucho el dinero. Uno de ellos ha llegado a pagar más de 300 dólares para que Robert estuviera estratégicamente colocado en la fila que se formó para adquirir los primeros iPhone 5 que salieron al mercado. El señor Samuel cobra 25 dólares la primera hora, y cada franja de 30 minutos siguientes: 10 dólares. Agencias