El lunes hubo aplausos en el aeropuerto de la devastada ciudad filipina de Tacloban cuando Emily Ortega, de 21 años, dio a luz una niña. Fue una buena noticia fuera de lo común para esta ciudad junto mar, donde las autoridades temen que por lo menos 10.000 personas murieron y miles de vecinos perdieron sus casas por los fuertes vientos y las olas del tifón Haiyan. La bebé Bea Joy Sagales parecía gozar de buena salud. Su nacimiento provocó aplausos en el aeropuerto y los médicos militares que participaron en el parto. El nacimiento fue casi milagroso: su madre estaba en un centro de evacuación cuando el tifón provocó la inundación de la ciudad. La madre tuvo que nadar y aferrarse a un poste para sobrevivir antes de encontrar seguridad en el aeropuerto. Su esposo, que estaba en Manila, no supo nada de lo sucedido.